El turismo rural es una gran iniciativa para ayudar a mantener un estilo de vida que no debe perderse, pero lo es aún más para las familias. Rehabilitando sus casas y adaptándolas a la acogida de huéspedes, los propietarios rurales han creado una nueva forma de viajar, de ir de vacaciones y de conocer el entorno rural. Porque la relación que se establece en un turismo rural con el pueblo en que se ubica y sus habitantes, con su entorno natural, es mucho más rica.
El turismo tradicional visita un territorio y explota sus virtudes: programa excursiones en lugares de exuberante naturaleza, actividades y aventuras donde el territorio lo permite, eventos culturales a partir de sus tradiciones, etc. El turismo rural se integra en su vida cotidiana. Es una experiencia real que abre a nuevos mundos a padres e hijos.
Desayunar con olor a campo, siendo observado por una vaca, con la música de un grupo de pájaros, unas enormes tostadas con miel o mermelada casera, es uno de los placeres de la vida que nadie debería perderse. Como salir sin peligro de coches y tener todo el monte, el prado, el pequeño pueblo por el que moverse libremente, según mande la curiosidad, descubriendo plantas y animales, rincones extraños, sucesos cotidianos y quizás algún escondrijo que utilizar más tarde cuando, por ejemplo, toda la familia decida jugar a Polis y cacos o a Prendas. Porque esta es otra de las maravillas del turismo rural: que no necesitas nada para pasarlo en grande, juntos.
Pero no todas las casas rurales son idóneas para familias. Con el tiempo se han ido especializando e invirtiendo, por ejemplo, en servicios de belleza y salud, o de tranquilidad extrema, para parejas… Así que, para acertar, no tienes más que consultar el directorio de Casas Rurales en España para familias, que te presentará por provincias las mejores casas rurales en las que convivir con otras familias, encontrar bicis, animales…, moverse seguro y disfrutar de unos anfitriones que aman el campo y desean traspasar su entusiasmo a los niños.