La catedral se alza sobre Girona por unas elevadas escaleras que son todo un reto para feligreses y visitantes. Pero tú te elevas sobre ella. Te sientas plácidamente con un cóctel o una buena cerveza y saboreas el no-tiempo del momento, el repique de las campanas, los sonidos urbanos. Esta es una de las exclusivas propuestas del Hotel Ultonia, uno de los grandes de la ciudad.
Totalmente remodelado en 2013 con voluntad de ofrecer un servicio familiar, consta de dos edificios de 3 y 4 estrellas respectivamente con una única recepción. Muchas de sus habitaciones son de tamaño familiar, con cunas disponibles, wifi gratuito, y aceptan perros sin coste extra. Alojan gratis a 1 hijo menor de 2 años en cuna, y 1 hijo menor de 12 años. Para otro hijo mayor de esta edad o un adulto más, hay precio especial.
El hotel está en pleno centro, desde él accedes andando a la catedral, el barrio judío, la parte antigua de la ciudad, el gran parque de la Devesa y la glamurosa zona comercial. La visita a la parte histórica es un continuo descubrimiento de historia, vistas y experiencias. Murallas que sobreviven a los tiempos, un jardín de piedras con las que se construyó la urbe, vistas sobre tejados y campanarios y sobre repliegues de los ríos Ter y Onyar, siempre presentes en Girona, calles adoquinadas o cubiertas con arcos, breves museos y exposiciones, tiendas curiosas.
Y las delicias de sus pastelerías y restaurantes que tanta fama han dado a la provincia. El pequeño paraíso, la tienda rusa de delicatesen, ofertas sofisticadas y recetas tradicionales. Continuos mercadillos en la calle, ferias artesanales. En Girona, vale la pena reservarse tiempo para callejear, curiosear y saborear, para ver y ser visto en sus terrazas, escuchar el suave acento del catalán hablado en sus calles, y oír las campanas, desde la tierra o desde el cielo, con un buen cóctel.